En medio de condiciones desesperadas, una madre perra se convirtió en la única esperanza para su pequeño cachorro. A pesar del hambre, el frío y el abandono, ella nunca dejó de luchar. Su única misión: mantener con vida a su hijo, a quien ahora conocemos como Thor.
Desde los primeros días, Thor enfrentó lo impensable. Débil, enfermo y rodeado por el peligro, su destino parecía estar escrito. Pero su madre, con una fuerza que sólo nace del amor más puro, lo protegió con su cuerpo, lo alimentó con lo poco que tenía, y se negó a rendirse.
Cuando fueron encontrados por rescatistas, ambos estaban al borde del colapso. Sin embargo, la mirada de la madre decía todo: “Sálvenlo a él. Yo haré lo que sea, pero por favor, salven a mi hijo.”
Gracias a esa entrega y al trabajo incansable de un grupo de voluntarios, Thor comenzó a recuperarse. Poco a poco, su frágil cuerpo fue tomando fuerza, y con el tiempo, sus ojos comenzaron a brillar con curiosidad y alegría.
Hoy, Thor vive con una familia amorosa que lo cuida como merece. Corre, juega y duerme tranquilo, sabiendo que está seguro. Su historia es un homenaje silencioso a todas las madres —humanas y animales— que luchan por sus hijos cuando todo parece perdido.
Porque el amor de una madre puede cambiarlo todo. Y gracias a él, un cachorro encontró la esperanza… y una nueva vida.