“Mami, no me dejes…” el llanto desgarrador de un cachorro junto al cuerpo en descomposición de su madre, el osezno inmóvil, con los ojos aún esperando, y el amor que nunca dice adiós…mt

by

in

No entiendo por qué dejó de moverse. Al principio pensé que dormía. Me acerqué, la olí, la empujé con mi hocico. Pero no respondió. No abrió los ojos. No me lamió la cabeza como siempre hacía cuando tenía miedo. Solo estaba ahí, quieta, fría, cada vez más lejos de mí.

Chú chó nhỏ buồn bã nép mình bên xác khô của mẹ khiến cư dân mạng xúc động về tình mẫu tử - Ảnh 1.

Me quedé a su lado. No porque supiera qué hacer, sino porque no sabía a dónde ir. Ella era todo lo que tenía. Todo lo que conocía. Su cuerpo, aunque ya no respiraba, seguía siendo mi refugio. Me acurrucé contra ella, buscando el calor que ya no estaba. Pero no me moví. No me fui. Porque eso es lo que hacen los cachorros: se quedan.

Los días pasaron. El olor cambió. El aire se volvió pesado. Su cuerpo se secó, se endureció. Pero yo seguía allí. Con el estómago vacío, con las patas temblando, con los ojos abiertos esperando que algo sucediera. Que alguien viniera. Que el mundo se diera cuenta de que aún estaba vivo.

Pero nadie vino.

Chú chó nhỏ buồn bã nép mình bên xác khô của mẹ khiến cư dân mạng xúc động về tình mẫu tử - Ảnh 2.

Escuché pasos. Voces. Ruidos lejanos. Pero nadie se acercó. Nadie miró. Nadie preguntó por nosotros. Nadie se detuvo a pensar que, en este rincón olvidado, había un cachorro esperando que su madre volviera a respirar.

No lloré. No ladré. Solo esperé. Porque eso es lo que hacen los cachorros: esperan.

Esperan que el amor no se termine. Que la muerte no sea definitiva. Que el abandono no sea real.

Mi cuerpo empezó a rendirse. Las costillas se marcaron. La piel se pegó a los huesos. El hambre dolía, pero más dolía el silencio. Más dolía la ausencia. Más dolía saber que el último latido que escuché fue el suyo, y que desde entonces, el mundo se volvió mudo.

Chú chó nhỏ buồn bã nép mình bên xác khô của mẹ khiến cư dân mạng xúc động về tình mẫu tử - Ảnh 3.

A veces soñaba. Soñaba que ella se levantaba, que me lamía, que me decía que todo estaba bien. Soñaba que corríamos juntos, que el sol nos calentaba, que había comida, agua, vida. Pero despertaba, y el olor a muerte seguía allí. Y su cuerpo seguía sin moverse.

Y yo seguía acostado.

No porque no pudiera irme, sino porque no quería hacerlo. Porque irme significaba aceptar que ella no volvería. Que estaba solo. Que el amor que me dio se había ido sin despedirse.

Chú chó nhỏ buồn bã nép mình bên xác khô của mẹ khiến cư dân mạng xúc động về tình mẫu tử - Ảnh 4.

Y si alguien me encuentra, si alguien ve esta escena, que no piense que es solo un cachorro junto a un cadáver. Que vea lo que realmente es: un hijo que no sabe cómo vivir sin su madre. Un corazón que se niega a dejar de amar. Una historia que nadie contó, pero que merece ser escuchada.

Porque yo no estoy aquí por casualidad. Estoy aquí porque el amor no se pudre tan rápido como el cuerpo. Estoy aquí porque, aunque ella ya no respire, yo aún la espero.

Y eso, eso sí que duele.